LAS PROPUESTAS PARA “MITIGAR” LA POBREZA EN CALI.

Introducción.

El municipio de Cali no era una ciudad como tal antes de la década ente 1950 y 1960, pero se vio afectada por la migración del campo a la ciudad en la época de “la violencia”. Desde entonces el desplazamiento y la violencia han sido constantes en la ciudad: el Frente Nacional en las décadas 60’s y 70’s, la violencia del narcotráfico de las décadas 80 y 90 y la paramilitar de los 90’s hasta este siglo.  Lo preocupantes es que estas constantes solo producen pobreza, especialmente para esa mayoría afrodescendiente que puebla nuestra ciudad, y un desempleo que siempre mayor al 15%; por más que se manipulen la cifras con la informalidad.

 

Pero pretender solucionar la pobreza solo aumentando el empleo es ineficaz, ya que en la actualidad se puede tener pleno empleo y pobreza al mismo tiempo: eso se llama working poor y es lo que sucede en EE. UU. El estado debe ser participe con políticas asistenciales estructurales para resolver el problema de la pobreza y la “extrema pobreza” que sufren los ciudadanos en las ciudades.

 

I.                   Corregir y actualizar la medición de la pobreza.

Uno de los mayores problemas que se encuentra para solucionar el problema de la pobreza, constante en nuestra sociedad, son los intereses políticos en la medición de esta. Colombia es uno de los países más desiguales del mundo y entre las elites (políticas, mediáticas o económicas) existe un pacto de silencio para tratar de ocultarlo.

 

El método más simple para ocultar la pobreza y el desempleo es modificar los parámetros con los cuales se calculan estas, entidades como el DANE son reconocidas por cambiar la metodología para obtener cifras que aumenten “la imagen favorable” del presidente de turno: conviene que sólo sean reconocidos como pobres aquellos seres humanos que subsisten bajo las condiciones más aberrantes.

 

 En Colombia se consideran como pobres a aquellas personas con un ingreso menor a la línea de pobreza definida para ese país. El uso de la Línea de Pobreza (LP) y Línea de Indigencia como dos de los indicadores más utilizados para medir la pobreza en el país. Los datos sobre ingresos apenas dan una estimación del presumible poder adquisitivo de las personas. La información sobre el acceso a un listado de bienes y servicios sólo ilustra los supuestos “satisfactores” de algunas necesidades.

 

Desde esta medición, serán pobres aquellas personas que tengan alguna necesidad prioritaria insatisfecha. Este indicador ha sido comúnmente utilizado para identificar grupos objetivo que serán beneficiados con la aplicación de políticas focalizadas que alivien específicamente esas necesidades.

 

Según el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2003), esta es la incapacidad de las personas de vivir una vida tolerable, es decir, llevar una vida larga y saludable, tener educación, acceso a un ingreso suficiente para obtener los bienes y servicios básicos, disfrutar de un nivel de vida decente, libertad política, acceso al trabajo, entre otras.

 

El actual Índice de Pobreza Multidimensional se construyó sobre cinco dimensiones:

1.         Condiciones educativas: indagar sobre la comprensión de lectura y de escritura.

2.         Niñez y juventud: mostrar no sólo el acceso, sino la calidad de guarderías, centros de recreación y escuelas.

3.         Trabajo: hay que dar cuenta de la estabilidad del empleo, del tipo de contrato laboral y de la calidad del empleo.

4.         Salud: hay que averiguar sobre la calidad, la celeridad, y el trato cordial en los servicios de salud y seguridad social.

5.         Vivienda y servicios públicos: no sólo hay que mirar dentro de la, sino incluir variables del entorno inmediato: cercanía a fuentes de ruido estridente y a fuentes de contaminación; ubicación en terrenos inundables o inestables, construcción en terrenos ilegales, o bajo amenaza de destierro por actores violentos.

 

Dados los problemas de conflicto, violencia e injusticia, se podrían agregar otras dimensiones como: la Preservación de la vida y propiedad; el acceso a la justicia, la Libertad de expresión, Libertad de movilidad y desplazamiento; y Acceso a espacios públicos apacibles y a reservas naturales.

 

II.                Disminuir la tasa de dependencia económica.

La tasa de dependencia es el índice demográfico que expresa, en forma de tasa y en porcentaje, la relación existente entre la población dependiente y la población productiva, de la que aquella depende. El ejemplo clásico sería el de una familia compuesta por los padres y dos hijos, por lo que la dependencia es equitativa a cada padre, manteniendo proporcionalmente un hijo. La dependencia aumentaría si se tratase de una madre soltera con tres hijos, produciendo probablemente pobreza.

 

Un programa para la mitigación de la pobreza, a través de la disminución de la dependencia económica deberá tener los siguientes puntos.

 

1.      Las Políticas de Salud Sexual y Reproductiva. Promover el acceso a la tecnología contraceptiva y la educación sexual en la mujer, especialmente en zonas rurales y sectores deprimidos de las urbes. Cambio de Valores. Haciendo caso omiso a los valores religiosos, es necesario promover decisiones como el “Parar en el segundo”, parejas acuerdan voluntariamente el máximo de dos hijos.

 

2.      Las Políticas de Equidad de Género. Fomentar la educación de la mujer y la protección especial de empleo para ellas, facilitando programas de flexibilización de horario laboral y cuotas de género.

 

 

 

III.              El Reducir la Ciudadanía Parasitaria.

Así se llamó, desde los tiempos romanos, a los ciudadanos que sólo vivían de las regalías de los políticos, acabando con el erario.  En Colombia la Ley 1532 del 7 de junio de 2012, regula el programa Familias en Acción. De esta forma, los recursos económicos entregados para familias pobres se adjudicarán como parte de una política asistencialista de Estado, que servirá electoralmente para que los futuros gobernantes se perpetúen en el poder.

 

La focalización funciona bien cuando hay un problema que es, justamente, focalizado, es decir, afecta a un pequeño porcentaje de la población. Pero la pobreza en nuestro país no es focal, sino extendida: si más del 30% de la población es pobre, entonces la escala del problema es tal que ya no puede focalizarse.

 

Las políticas focalizadas son más caras de los que se cree. El conjunto de consultores, trabajadores sociales, evaluadores, auditores y oficinistas que hoy deciden quien es pobre y quien no es para nada barata; la mayoría se gasta en la propia burocracia, pagando contratos a los consultores que iban a controlar que no se diera subsidio a quién no lo necesite. Por un lado, las políticas sociales focalizadas son inmorales, ineficaces, clientelares y etnocéntricas.

 

Es por eso por lo que las asistencias sociales deben solo ser destinadas a las poblaciones de atención especial de carácter universal, como: los adultos mayores, los niños y adolescentes.  En el caso de los desplazados, se debe priorizar por que se tomen medidas efectivas para el retorno a sus tierras y el asentamiento provisional en ciudades intermedias, en ciudades grandes como Cali solo harán parte de los cordones de miseria en las periferias.

 

Las políticas de vivienda que impulsa el Gobierno no son integrales, entregan casas, pero desvinculadas de la ciudad: grandes guetos sin acceso a educación, transporte o seguridad.  Los proyectos de vivienda subsidiadas por el Estado deberían ser cedidas a municipios vecinos o cercanos, para que la ciudad de Cali no se vea asediada por una población desplazada a la cual no le puede garantizar el derecho a una vivienda digna, por lo menos más allá de un techo y unos cuantos muros

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